El Papa Francisco pidió mirar al mundo “con simpatía, sin miedo, sin prejuicios, con valentía, como lo mira Dios, sintiendo nuestros los dolores, los gozos, las esperanzas de nuestros hermanos; desde ahí anunciar con la vida y la palabra, y hacer conocer y amar a Jesús y a María, con la creatividad de diaconías y obras de apostolado”.