Camarlengo y Sede Vacante

En la historia de la Iglesia Católica, la muerte o renuncia de un Papa marca el inicio de un momento extraordinario: la sede vacante. Esta expresión, que proviene del latín sede vacante Apostolica, significa que la Sede Apostólica, es decir, el liderazgo supremo de la Iglesia, se encuentra vacío. Este período especial no solo representa un tiempo de duelo o transición, sino que activa una serie de procedimientos antiguos y cuidadosamente definidos, que buscan preservar la estabilidad de la Iglesia y preparar la elección del nuevo sucesor de San Pedro. ¿Qué es la sede vacante? Durante la sede vacante cesa automáticamente el mandato del Papa. Ya sea por su fallecimiento o por una renuncia voluntaria (situación poco frecuente, pero contemplada en el derecho canónico). Así, se inicia un período en el que ningún individuo ostenta la autoridad papal. En este tiempo, ninguna decisión de gobierno puede tomarse que implique un cambio doctrinal o institucional profundo. La administración ordinaria queda en manos del camarlengo, un cardenal designado con anterioridad por el propio Papa saliente, cuya función es custodiar los bienes de la Iglesia, sellar las habitaciones papales y coordinar los preparativos para el cónclave que designará al nuevo Papa.
Fuente: El Clarín